jueves, 21 de septiembre de 2017

MAPA LINGÜÍSTICO DE ESPAÑA



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PREJUICIOS LINGÜÍSTICOS


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DISCUTE CON TUS COMPAÑEROS Y RESPONDE:

1. ¿Crees que el prestigio de una lengua debe medirse por el número de hablantes que la manejan?

2. ¿Una persona sin formación académica habla mal?

3. ¿Qué es más importante en el aprendizaje de una lengua, el léxico o la sintaxis?

4. ¿De qué depende que una lengua se mantenga como oficial de un Estado?

5. ¿En qué nos basamos para considerar la importancia o no de una lengua, por ser vehículo de cultura o o de las relaciones comerciales? ¿Ayuda el que una lengua esté favorecida por los regímenes políticos o bastaría con que lo hicieran los miembros de esa comunidad lingüística?

6. ¿Qué es bilingüismo? ¿Podrías mencionar un territorio oficialmente bilingüe? ¿Conoces a alguna persona bilingüe?  ¿Qué opinas de la situación de diglosia en los países colonizados?

7. ¿Cómo se llama el español que se habla en Venezuela? ¿Es una lengua o un dialecto? 

8. ¿El valenciano es lengua o dialecto? 

9. ¿Qué países tienen el español como lengua oficial? 

10. ¿Qué denominación es más correcta, castellano o español

11. ¿De qué año es la primera gramática del español? 

12. ¿Para qué sirve una gramática?

13. ¿En qué año se publicó el primer diccionario en lengua castellana? ¿Con qué slogan

14. ¿Qué organismo se encarga de enseñar y difundir la lengua y la cultura españolas en el mundo? 

15.  ¿Qué necesita un dialecto para convertirse en lengua? 

16. ¿Todas las lenguas son, a su vez, dialectos? 

17. ¿De qué lengua procede el vasco?

18. ¿Qué porcentaje de la sociedad vasca entiende y habla el euskera? 

19. ¿Existe una norma lingüística común para todos los países donde es oficial el español? 

20. Menciona las cuatro lenguas de mayor importancia en el mundo. 

miércoles, 20 de septiembre de 2017

¿De qué sirve el profesor?

¿De qué sirve el profesor?


Por Umberto Eco
Para LA NACION





¿En el alud de artículos sobre el matonismo en la escuela he leído un episodio que, dentro de la esfera de la violencia, no definiría precisamente al máximo de la impertinencia... pero que se trata, sin embargo, de una impertinencia significativa. Relataba que un estudiante, para provocar a un profesor, le había dicho: "Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?"

El estudiante decía una verdad a medias, que, entre otros, los mismos profesores dicen desde hace por lo menos veinte años, y es que antes la escuela debía transmitir por cierto formación pero sobre todo nociones, desde las tablas en la primaria, cuál era la capital de Madagascar en la escuela media hasta los hechos de la guerra de los treinta años en la secundaria. Con la aparición, no digo de Internet, sino de la televisión e incluso de la radio, y hasta con la del cine, gran parte de estas nociones empezaron a ser absorbidas por los niños en la esfera de la vida extraescolar.

De pequeño, mi padre no sabía que Hiroshima quedaba en Japón, que existía Guadalcanal, tenía una idea imprecisa de Dresde y sólo sabía de la India lo que había leído en Salgari. Yo, que soy de la época de la guerra, aprendí esas cosas de la radio y las noticias cotidianas, mientras que mis hijos han visto en la televisión los fiordos noruegos, el desierto de Gobi, cómo las abejas polinizan las flores, cómo era un Tyrannosaurus rex y finalmente un niño de hoy lo sabe todo sobre el ozono, sobre los koalas, sobre Irak y sobre Afganistán. Tal vez, un niño de hoy no sepa qué son exactamente las células madre, pero las ha escuchado nombrar, mientras que en mi época de eso no hablaba siquiera la profesora de ciencias naturales. Entonces, ¿de qué sirven hoy los profesores?

He dicho que el estudiante dijo una verdad a medias, porque ante todo un docente, además de informar, debe formar. Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que se transmitan datos y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera. Es cierto que lo que ocurre en Irak lo dice la televisión, pero por qué algo ocurre siempre ahí, desde la época de la civilización mesopotámica, y no en Groenlandia, es algo que sólo lo puede decir la escuela. Y si alguien objetase que a veces también hay personas autorizadas en Porta a Porta (programa televisivo italiano de análisis de temas de actualidad), es la escuela quien debe discutir Porta a Porta. Los medios de difusión masivos informan sobre muchas cosas y también transmiten valores, pero la escuela debe saber discutir la manera en la que los transmiten, y evaluar el tono y la fuerza de argumentación de lo que aparecen en diarios, revistas y televisión. Y además, hace falta verificar la información que transmiten los medios: por ejemplo, ¿quién sino un docente puede corregir la pronunciación errónea del inglés que cada uno cree haber aprendido de la televisión?

Pero el estudiante no le estaba diciendo al profesor que ya no lo necesitaba porque ahora existían la radio y la televisión para decirle dónde está Tombuctú o lo que se discute sobre la fusión fría, es decir, no le estaba diciendo que su rol era cuestionado por discursos aislados, que circulan de manera casual y desordenado cada día en diversos medios –que sepamos mucho sobre Irak y poco sobre Siria depende de la buena o mala voluntad de Bush. El estudiante estaba diciéndole que hoy existe Internet, la Gran Madre de todas las enciclopedias, donde se puede encontrar Siria, la fusión fría, la guerra de los treinta años y la discusión infinita sobre el más alto de los números impares. Le estaba diciendo que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone el profesor. Y omitía un punto importante: que Internet le dice "casi todo", salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información.

Almacenar nueva información, cuando se tiene buena memoria, es algo de lo que todo el mundo es capaz. Pero decidir qué es lo que vale la pena recordar y qué no es un arte sutil. Esa es la diferencia entre los que han cursado estudios regularmente (aunque sea mal) y los autodidactas (aunque sean geniales).

El problema dramático es que por cierto a veces ni siquiera el profesor sabe enseñar el arte de la selección, al menos no en cada capítulo del saber. Pero por lo menos sabe que debería saberlo, y si no sabe dar instrucciones precisas sobre cómo seleccionar, por lo menos puede ofrecerse como ejemplo, mostrando a alguien que se esfuerza por comparar y juzgar cada vez todo aquello que Internet pone a su disposición. Y también puede poner cotidianamente en escena el intento de reorganizar sistemáticamente lo que Internet le transmite en orden alfabético, diciendo que existen Tamerlán y monocotiledóneas pero no la relación sistemática entre estas dos nociones.

El sentido de esa relación sólo puede ofrecerlo la escuela, y si no sabe cómo tendrá que equiparse para hacerlo. Si no es así, las tres I de Internet, Inglés e Instrucción seguirán siendo solamente la primera parte de un rebuzno de asno que no asciende al cielo.

La Nacion/L’Espresso (Distributed by The New York Times Syndicate)

(Traducción: Mirta Rosenberg)


martes, 19 de septiembre de 2017

CÓMO COMBATIR EL YIHADISMO EN OCCIDENTE

Vid. este artículo u otros que os sirvan para trabajar vuestra ARGUMENTACIÓN sobre cómo combatir el yihadismo en Occidente.