lunes, 24 de noviembre de 2014

EJEMPLO DE EXAMEN DE PAU CORREGIDO

PAU, Comentario de texto y Lengua castellana y Literatura, Andalucía (junio de 2012)
 
 
OPCIÓN A
     Decíase que había entrado en el Seminario para hacerse cura, con el fin de atender a los hijos de una su hermana recién viuda, de servirles de padre; que en el Semi¬nario se había distinguido por su agudeza mental y su talento y que había rechazado ofertas de brillante carrera eclesiástica porque él no quería ser sino de su Valverde de Lucerna, de su aldea perdida como un broche entre el lago y la montaña que se mira en él.
     ¡Y cómo quería a los suyos! Su vida era arreglar matrimonios desavenidos, reducir a sus padres hijos indómitos o reducir los padres a sus hijos, y sobre todo consolar a los amargados y atediados, y ayudar a todos a bien morir.
     Me acuerdo, entre otras cosas, de que al volver de la ciudad la desgraciada hija de la tía Rabona, que se había perdido y volvió, soltera y desahuciada, trayendo un hijito consigo, Don Manuel no paró hasta que hizo que se casase con ella su antiguo novio, Perote, y reconociese como suya a la criaturita, diciéndole:
     -Mira, da padre a este pobre crío que no le tiene más que en el cielo.
     -¡Pero, Don Manuel, si no es mía la culpa...!
     -¡Quién lo sabe, hijo, quién lo sabe...!, y, sobre todo, no se trata de culpa.
     Y hoy el pobre Perote, inválido, paralítico, tiene como báculo y consuelo de su vida al hijo aquel que, contagiado de la santidad de Don Manuel, reconoció por suyo no siéndolo.
 
Miguel de Unamuno: San Manuel Bueno, mártir
 
1- Resuma el texto.

Don Manuel, que había destacado por su talento en el Seminario, rechaza ofertas de una brillante carrera eclesiástica y prefiere ejercer en Valverde de Lucerna, su aldea. Allí se dedica por entero a “arreglar” matrimonios y familias desavenidas, y a dar consuelo a los más necesitados. El personaje que actúa de narrador recuerda el caso de Perote, quien, por la mediación de don Manuel, se casa con la hija de la tía Rabona, madre soltera, para darle un padre al niño, que a su vez es ahora el gran apoyo de la vejez de Perote.
 
3.- Realice un comentario crítico del contenido del texto
 (Este ejemplo que se propone sigue un esquema convencional de los textos expositivos y argumentativos)
     Como es sabido, aproximadamente, Miguel de Unamuno escribió San Manuel Bueno, mártir durante el año de 1930, es decir, apenas unos meses antes de la proclamación de la Segunda República en 1931. Y en esta novela se reflejan, por igual, las preocupaciones religiosas y filosóficas de Unamuno así como el intenso debate social sobre la función social de la Iglesia en el agitado contexto histórico español de aquellos tiempos: el anticlericalismo radical y fanático de la izquierda frente al catolicismo intolerante y reaccionario de la derecha.
     Unamuno nos presenta un cura de aldea que ante todo ama su labor y cuya verdadera vocación es entregarse en cuerpo y alma al servicio de sus paisanos. Así, en este fragmento, don Manuel arregla matrimonios, reconcilia padres con hijos, hermanos con hermanos, atiende espiritualmente a los enfermos y desvalidos o, por ejemplo, busca un padre que dé apellidos a un niño fruto del “pecado” de una madre soltera. De modo que el autor pretende reivindicar la tarea social y humanitaria de los sacerdotes, por encima de cuestiones políticas o ideológicas, tan candentes durante la Segunda República española, y por encima de aquello que a él le preocupaba especialmente: la creencia religiosa vivida como un drama existencial donde luchan razón y fe, la inmortalidad del alma o la existencia de la vida eterna.
 
     Porque Miguel de Unamuno llega a la conclusión de que “ser sacerdote” es mucho más que creer, o no creer, en Dios o en la vida eterna, mucho más que pertenecer al clero o conjunto de frailes, sacerdotes, monjas, obispos… Unamuno, en esta novela, piensa que “ser sacerdote” es trabajar para los demás, solidarizarse con el prójimo, compartir los sufrimientos y tristezas, pero también los gozos y alegrías de la vida cotidiana de la gente, aunque esta sea habitante de una pequeña aldea perdida entre un valle, una montaña y un lago.
     Por otra parte, resulta evidente que en la sociedad actual española han cambiado bastantes cosas con respecto al mundo narrado por Unamuno en San Manuel Bueno, mártir. En primer lugar, aunque todavía conserva un peso muy importante en la vida moral y en las costumbres, la influencia ideológica y política de la iglesia católica ha disminuido notablemente. En segundo lugar, la gente no habita en pequeños y aislados núcleos rurales, sino que vive en un mundo altamente tecnológico y con la población concentrada preferentemente en grandes ciudades.
     Por esto, en esta sociedad actual española totalmente europeizada, de libertad sexual y de cultos, de costumbres mucho más abiertas, relajadas y tolerantes (divorcios, abortos, matrimonios de homosexuales, parejas de hecho, mayoría de edad a los 18 años…) resulta extraña e incomprensible la urgencia tremenda de buscar un “marido” que dé “apellidos” como Dios manda a una “madre soltera” como le ocurrió a la hija de la tía Rabona cuando se casó con Perote; pues, afortunadamente, una mujer no está obligada ahora a casarse para tener hijos o para vivir una vida emancipada y en plena actividad profesional y laboral.